

¿QUÉ ES UNA
HERNIA DISCAL?

Artículo #001 | por Nacho Romero
Para entender qué es una hernia de disco, lo primero que tenés que entender es qué es un disco intervertebral. Los discos intervertebrales son las estructuras blandas que amortiguan el espacio entre las vértebras de la columna y las que permiten que la columna se mueva sin que las vértebras friccionen unas contra otras.

Un disco está compuesto por un núcleo pulposo que se encuentra contenido en el centro de la estructura por un anillo fibroso, que actúa como una suerte de pared que contiene al núcleo en su lugar.

Una hernia de disco es lo que sucede cuando el anillo fibroso del disco se rompe y pierde su capacidad para contener al núcleo en el centro.

Una hernia produce dolor cuando el material extruido del núcleo hace contacto con una raíz nerviosa y la comprime (tal cual se ve en la imagen anterior). Cuando las estructuras del disco no hacen contacto con un nervio, las hernias son asintomáticas y no producen ningún tipo de molestia o dolor.
Los procesos de desgaste de los discos suelen ser procesos lentos que se extienden en el tiempo. El proceso particular que conduce a una hernia empieza por lo que comúnmente se conoce como "degeneración discal". En este estadio los filamentos del anillo fibroso comienzan a desgastarse y romperse, pero el disco conserva su integridad y el núcleo no pierde su forma natural. El paso siguiente de este tipo de lesión es lo que se conoce como "protrusión discal" (a veces también llamado "prolapso"), y es lo que sucede cuando las roturas de los filamentos debilitan al anillo fibroso y, como consecuencia de la pérdida de contención, el núcleo comienza a desplazarse hacia afuera. El desplazamiento del núcleo hace que el disco empiece a "abombarse" y a perder forma. La hernia propiamente dicha es el último estadio del proceso y se da cuando el núcleo rompe de forma definitiva la contención del anillo y sale del disco.

Contrario a lo que muchas personas creen, una protrusión discal puede ser más que suficiente para generar los mismos síntomas que una hernia. Basta con que el disco se abombe lo suficiente para provocar que la estructura del anillo haga contacto con una raíz nerviosa para que los síntomas y el dolor aparezcan.
Las hernias también se clasifican según su ubicación:
1) Las hernias "centrales" son las que salen hacia el centro del canal medular, y a menos que sean muy grandes, en general no causan síntomas de dolor.
2) Las hernias "posterolaterales" son las que salen ligeramente hacia un lado del canal. La probabilidad de que una hernia de este tipo haga contacto con un nervio es elevada y son las que suelen provocar ciatalgias.
3) Las hernias "foraminales" son las que se localizan dentro del foramen. El foramen es el hueco por el que los nervios raquídeos salen de las vértebras, así que cuando hay una hernia que se localiza dentro del foramen la probabilidad de que haga contacto con un nervio y que haya dolor también es elevada.
4) Las hernias "extraforaminales" son las que se localizan por fuera del canal medular. Que una hernia de este tipo produzca dolor o no va a depender de si toca o no un nervio en su recorrido por fuera del foramen.
5) Las hernias "anteriores" son las que salen hacia adelante, lejos del canal medular, y son asintomáticas.
6) Las hernias "intravertebrales" (llamadas hernias de "Schmorl") son las verticales (el núcleo se introduce en dirección del cuerpo vertebral) y también suelen ser asintomáticas.
¿POR QUÉ
SE PRODUCEN Y
CÓMO PREVENIRLAS?
En la sección anterior te conté que la principal función de los discos es la de amortiguar el espacio entre las vértebras para permitir que la columna se mueva. Si entendemos que la principal función de los discos es la de amortiguar y absorber fuerzas, es lógico pensar que en la medida que el tiempo pasa y que esas fuerzas se van acumulando, la estructura y la integridad de los discos se vaya desgastando de manera progresiva. Este proceso de desgaste es completamente natural y es algo esperable que suceda en un cuerpo humano que se usa y que se mueve

El principal factor que contribuye a la chance de aparición de una hernia es la genética. Así como hay personas que por naturaleza tienen músculos o huesos más fuertes que otras, hay personas cuyos discos son más resistentes y menos propensos a sufrir desgaste que otras. Esto es lo que explica que existan personas que por su condición anatómica natural sean más propensas a sufrir este tipo de lesiones que otras.


Independientemente de la genética (un factor contra el que no podemos luchar), la salud estructural de los discos y el ritmo al que se desgastan son directamente proporcionales a nuestros hábitos, sobre todo de alimentación y de movimiento. Si nuestros hábitos son malos, la probabilidad de que nuestros discos sufran daño estructural y de que una hernia aparezca aumenta. A continuación te voy a resumir cuáles son los factores y los hábitos que podés controlar y manejar para minimizar la probabilidad de que tus discos se lastimen:
1) Controlar tu peso corporal: tus discos son los responsables de absorber las fuerzas que derivan del movimiento de tu cuerpo, así que mientras más pesado sea tu cuerpo, mayores van a ser las fuerzas que tus discos van a tener que soportar como consecuencia de cada movimiento que hacés. Evitar el sobrepeso es la forma más simple de evitar la sobreexigencia de tus discos y de mantenerlos operando en niveles de esfuerzo saludables y que minimizan el riesgo de aparición de lesiones.
2) Evitar el sedentarismo: los discos no tienen vasos sanguíneos propios y se nutren por un proceso llamado "difusión osmótica" en el que los nutrientes y el agua pasan desde las vértebras adyacentes como consecuencia de los cambios de presión que se generan por el movimiento. La presión alternante que expulsa y reabsorbe líquido es lo que permite que al núcleo del disco lleguen agua, oxígeno, glucosa y aminoácidos. Cuando no te movés, ese intercambio no ocurre y el disco se deshidrata y se vuelve frágil. El sedentarismo también debilita la capacidad que los músculos de tu cuerpo tienen de estabilizar la columna. Esa inestabilidad generalizada y la incapacidad de tus músculos de absorber fuerzas va a provocar que esas fuerzas se transfieran de forma directa a los discos. Los efectos del sedentarismo empeoran cuando incluye pasar mucho tiempo sentado, porque eso suele significar que la columna lumbar va a pasar muchas horas fijada en una posición de flexión, lo cual va a generar mucha presión en los discos desde adelante y el núcleo pulposo se va a desplazar hacia atrás, hacia el lugar en el que se encuentra el canal medular y las raíces nerviosas.
3) Hidratarse bien: en condiciones normales, el núcleo pulposo de un disco intervertebral contiene un 70-90% de agua. Ese agua es lo que le permite comprimirse y expandirse según las cargas que debe absorber y cumplir con su función de amortiguación. Cuando el organismo está deshidratado disminuye la cantidad de agua que los discos absorben por el proceso de difusión osmótica que te describí antes y como consecuencia comienzan a perder esa condición "esponjosa" que les permite absorber fuerzas y amortiguar el movimiento.
4) Comer bien: las dietas que incluyen alimentas ultraprocesados, azúcares y grasas trans promueven un estado inflamatorio crónico, lo cual acelera la degeneración del colageno del anillo fibroso y lo vuelve más propenso a fracturas. Para estar saludables los discos necesitan colágeno tipo II (formado a partir de vitamina C, zinc y aminoácidos), magnesio y potasio (para mantener equilibrio osmótico e hidratación) y omega-3 (para modular la inflamación). Una dieta deficiente en estos nutrientes disminuye la calidad del tejido conectivo de los discos.
5) Ejercitar y entrenar la fuerza: los discos intervertebrales están diseñados y preparados para resistir fuerzas de compresión y torsión y mientras más estable sea el "entorno" en el que resisten esas fuerzas menores van a ser las chances de que se sobreexijan. El músculo esquelético es el que se encarga, no solo de absorber parte de esas fuerzas, sino además de distribuirlas de forma correcta. Una musculatura fuerte es fundamental para minimizar la cantidad de estrés localizado que reciben los discos y para evitar la microinestabilidad que muchas veces deriva en movimientos anómalos de las vértebras. Cuando entrenás, los cambios de presión dentro de los discos actúan como una especie de "bomba osmótica" que favorece el ingreso de agua y nutrientes al núcleo del disco. El ejercicio también estimula la síntesis de colágeno en el anillo fibroso y los ligamentos, lo cual hace que se adapten y se vuelvan más resistentes a las cargas.
¿LAS HERNIAS
SE CURAN?
Responder a esta pregunta no es tan sencillo, porque para responder por "sí" o por "no" primero tendríamos que tener una definición muy precisa de lo que significa que algo se cure. Intentemos de todas formas desglosar una respuesta completa en base a lo que se sabe y a lo que dice la ciencia.
Empecemos por la parte sencilla: las hernias que están extruidas o secuestradas (el núcleo ya salió del disco) sí pueden ser reabsorbidas por el propio organismo. Cuándo esto sucede, el hecho de que el material extruido del núcleo desaparezca puede contribuir a que la compresión que se estaba generando sobre el nervio también desaparezca, y que por consecuencia de ello los síntomas de dolor y molestias cedan. Incluso una protrusión puede retroceder. Lo curioso es que mientras más "grave" es la hernia, mayores son las chances de que el organismo la reabsorba. Lo que ves a continuación es la probabilidad de que una situación de compresión producida por una hernia (o una protrusión) se resuelva por si misma:

Seguramente ya leíste esto alguna vez, o escuchaste a alguien decir que "con el tiempo las hernias se curan solas". Para entender porque esto no es del todo cierto lo único que hay que entender es esto: los discos intervertebrales no tienen capacidades regenerativas. Esto significa que una vez que se rompen, el daño que se produce es irreversible (ni siquiera la medicina lo puede reparar).
Tomemos como ejemplo una hernia secuestrada, el peor estadio al que puede llegar una lesión discal. La ciencia ya ha demostrado que cuando se produce una secuestración del núcleo, la probabilidad de que el material que sale del disco sea reabsorbido por el propio organismo es del 93%. Una estadística espectacular, ¿no? La verdad que sí. Se trata de un número que llenaría de optimismo y esperanza a cualquier persona que esté sufriendo como consecuencia de una lesión de este tipo, pero hay dos cosas muy importantes que esa estadística no te muestra:
La primera: cuando se dice que la hernia se "reabsorbe", muchas personas piensan que el material extruido del núcleo es reabsorbido por el propio disco, y que una vez que eso sucede el disco vuelve a su estado de funcionalidad original. Esto no es así. El núcleo que sale del disco es reabsorbido por el propio organismo que lo dispersa y lo hace desaparecer, no por el disco. Esto es importante porque significa que el material del núcleo que salió nunca va a volver al disco, y como los discos no tienen capacidades regenerativas, lo que se perdió no se va a poder reemplazar.
La segunda: el daño que sufrió el anillo fibroso y que produjo la hernia no se repara como consecuencia de este proceso de "reabsorción", y de vuelta, como los discos no tienen capacidades regenerativas, ese daño en el anillo que permitió que el núcleo se desplace hacia afuera no se va a reparar nunca y siempre va a estar allí.
Entonces sí, una situación de compresión nerviosa producida por una hernia se puede resolver sola sin necesidad de ningún tipo de intervención médica, pero eso no significa que el disco o que las condiciones que favorecieron la aparición de la hernia se hayan "curado", porque como ya te explique arriba, por más que la hernia se haya absorbido, el disco igual perdió altura y funcionalidad como consecuencia del núcleo perdido y el daño en el anillo que permitió que la hernia suceda siempre va a estar allí, esperando dar via libre a la salida del núcleo que todavía sigue adentro del disco.
Todo esto es lo que explica los motivos por los cuales es tan importante tratar las causas que dan origen a este tipo de lesiones, porque incluso cuando la situación se descomprime y el dolor cede, si esas cuestiones no se resuelven, tarde o temprano los problemas vuelven a aparecer.
¿Y LA MEDICINA?
Otra gran pregunta: ¿la medicina puede "curar" una hernia? Curiosamente, la respuesta es casi idéntica a la de la pregunta anterior. La forma en que la medicina "resuelve" un problema de un disco herniado es a través de una proceso quirúrgico que se conoce como "discectomía".

Una discectomía produce exactamente el mismo resultado que el proceso de reabsorción natural que te describí antes: elimina del organismo el núcleo extruido, descomprime la zona y alivia la presión que se estaba produciendo sobre el nervio, pero no hace nada para devolverle al disco la parte del núcleo que perdió ni para reparar el daño en el anillo que dio lugar a que la hernia se produzca.
El resultado final de una discectomía es exactamente el mismo que el de un proceso de reabsorción natural: la zona se descomprime, la presión sobre el nervio desaparece, y los síntomas y el dolor ceden. Todas cosas positivas y que queremos que sucedan, sin dudas, pero que están lejos de ser una solución definitiva o una garantía de que el problema no vuelva a aparecer en el futuro.
La medicina muchas veces ofrece a sus pacientes otras dos opciones de cirugía. La primera es la que se conoce como "artrodesis", un procedimiento quirúrgico a través del cual se fija un segmento vertebral para restringir por completo su movimiento.

La segunda es la aplicación de una prótesis de disco en reemplazo del disco dañado.

A diferencia de lo que ocurre con una discectomía, estas dos opciones de cirugías son tremendamente invasivas y no deberían ser jamás propuestas como una opción para una persona con un caso común de dolor producido por una hernia discal. Sí podrían ser opciones válidas en casos super extremos en los que los discos han perdido por completo su altura y su funcionalidad cómo consecuencia de una migración total del núcleo o una degeneración o deshidratación que deriva en una fibrosis total.
¿CUAN DOLOROSAS
SON REALMENTE?
Cuando pensamos en dolor a nivel de la columna, en general pensamos en hernias. Si hablás con alguien que está sufriendo de un cuadro de dolor a nivel de la espalda baja, por ejemplo, y le preguntás qué es lo que le está provocando ese dolor, la probabilidad de que te diga que es una hernia o algún tipo de discopatía son enormes. Sin embargo, esta creencia popular (fomentada muchas veces por la propia medicina) que establece que casi todos los cuadros de dolor lumbar o a nivel de la columna están relacionados con hernias discales es absolutamente falsa.
Para explicarlo, podemos recurrir a lo que dice la ciencia.

Este estudio publicado en 2025 establece que solamente el 5-10% de los casos totales de dolor lumbar son específicos y se pueden atribuir a lesiones o daños estructurales identificables. De ese total de casos, solamente el 10% es atribuible a hernias discales. Esto significa que del total de casos de dolor lumbar que se presentan en el mundo, solo el 1% puede atribuirse de forma específica a hernias de disco. Sí, leiste bien: el 1%.
Ante esta realidad verificada por la observación científica, supongo que te estarás preguntando los motivos por los cuáles la mayoría de las personas que sufren de este tipo de dolores (mucho más del 1%) piensan que su problema es una hernia. El tema es complejo, pero el principal dato que explica el motivo por el cual sucede esto es que, independientemente de que haya un cuadro de dolor o no, la gran mayoría de los seres humanos tenemos algún tipo de discopatía en la columna. Esto es normal, esperable, y completamente natural. El problema en la interpretación surge por la asociación errónea que se hace entre el cuadro de dolor y lo que se ve en la imagen de una resonancia magnética, porque la lógica que se usa en la mayoría de los casos es que si hay dolor y hay una discopatía, entonces el dolor debe estar siendo provocado por la discopatía, y esto es absolutamente falso.

Si efectivamente tu cuadro de dolor está siendo provocado por una hernia discal comprimiendo un nervio lo que tenés que estar presentando son síntomas consistentes con una radiculopatía:
- Dolor punzante o quemante que sigue un trayecto específico.
- Hormigueos, ardor, sensación de "agujas"(parestesia)
- Pérdida de sensibilidad (hipoestesia) o adormecimiento
- Sensación de debilidad o pérdida de fuerza en extremidades
- Pérdida de control motriz
- Incontinencia urinaria
Entender esto es importante porque tenés que saber que si tu cuadro no presenta estos síntomas, eso significa que tu problema no está siendo específicamente causado por una hernia discal comprimiendo un nervio, incluso cuando en tu resonancia magnética se ve la presencia de una hernia o algún tipo de discopatía. Esta información es fundamental para que puedas tomar decisiones correctas respecto del tratamiento de tu cuadro y para que nadie te convenza de someter a tu cuerpo a procedimientos quirúrgicos que no necesitás y que no van a hacer nada para solucionar el problema que tenés.
¿CÓMO SE TRATAN?
Si estás con síntomas consistentes con los de un pinzamiento nervioso producido por una hernia discal (ciática, por ejemplo), lo primero que te recomiendo que hagas es que tengas un poco de paciencia. Sé muy bien que decirlo es más fácil que hacerlo (yo también la viví), pero los síntomas agudos de dolor radicular que se producen como consecuencia de hernias discales suelen disminuir de forma dramática (entre 80% y 90%) en el transcurso de entre 6 y 8 semanas.

Lo que tenés que tratar de evitar durante este período en el que buscás que el dolor ceda es hacer cosas que puedan agravar el estado de la hernia o que obstaculicen el proceso de recuperación natural. Es importante que te muevas y que no te sometas a un régimen de reposo total, pero también es importante que lo hagas con un plan bien diseñado con ejercicios y rutinas que ayuden a aliviar los síntomas de dolor y favorezcan esa recuperación inicial.
Una cirugía (discectomía) realizada en esta fase inicial en la que se presentan los síntomas puede servir para aliviar el dolor agudo y acelerar el proceso de recuperación inicial (siempre y cuando se haya confirmado previamente que la hernia es la causa del dolor), pero si no tenés dinero o recursos para someterte a un procedimiento de este tipo no te preocupes, porque lo más probable es que con el tiempo sea tu propio organismo el que se encargue de resolver el tema haciendo lo mismo que un médico haría a través de la cirugía. La única diferencia es que el proceso natural va a demorar más, así que cómo te dije antes, el nombre del juego es "paciencia".
Una cirugía no es la única opción que la medicina te puede ofrecer para aliviar los síntomas iniciales de dolor radicular. Las otras opciones (todas menos invasivas y que muchas veces vale la pena probar) incluyen medicación (analgésicos, antiinflamatorios o medicación específica para tratar neuropatías como la Pregabalina), infiltraciones foraminales o epidurales con corticoides y medicación analgésica (comúnmente llamadas "bloqueos"), bloqueo por radiofrecuencia (un procedimiento por el cual se quema la raíz nerviosa comprimida para que no transmita señales de dolor), e inyecciones de oxígeno (O2) y ozono (O3), un tratamiento mejor conocido como ozonoterapia.
Todas estas opciones son alternativas válidas para el tratamiento específico del dolor y el alivio temporal de los síntomas de una hernia, pero es muy importante que entiendas que ninguna de ellas te va a dar una solución definitiva al problema.
Mientras esperás a que el dolor agudo de la fase inicial ceda, además de evaluar opciones para aliviar el dolor y hacer todo lo posible por mantenerte en movimiento con un programa adaptado para la condición que tenés, lo que te recomiendo que empieces a hacer es un análisis y una introspección profunda de tus hábitos y estilo de vida, porque ese es el ámbito en el que verdaderamente vas a tener que impactar cambios para encontrar una solución real y definitiva a tu problema. Lo más probable es que en ese análisis te des cuenta que hay áreas en las que tengas márgen para implementar mejoras. Las preguntas que te sugiero que te hagas en este proceso de introspección son las siguientes:
¿Estás con sobrepeso?
¿Tenés una vida activa que incluya ejercicio y deporte de forma regular?
¿Entrenás la fuerza?
¿Tu programa de entrenamiento es responsable en el manejo de volúmenes, cargas, técnica de ejercicios e intensidad?
¿Tenés un estilo de vida sedentario?
¿Tu dieta y tus hábitos alimenticios son saludables?
¿Minimizás el consumo de alimentos que inducen la inflamación sistémica de tu organismo?
¿Fumás? ¿Tomás alcohol? ¿Consumís drogas?
¿Te hidratás bien?
¿Tus hábitos de sueño y de descanso son buenos?
¿Hacés cosas para administrar el estrés y mitigar sus efectos?
Te garantizo que en el proceso de responder de forma honesta a todas esas preguntas vas a encontrar la respuesta que estás buscando y la que verdaderamente vas a necesitar para resolver tu problema de forma final y definitiva.
¿SE PUEDE ENTRENAR
LA FUERZA Y HACER
DEPORTES DE IMPACTO
CON UNA HERNIA DISCAL?
Si tuviera un dólar por cada vez que una persona me dijo que su médico le dijo que a partir de ahora solo puede hacer yoga, pilates y natación sería millonario. ¿A vos también te lo dijeron? No te asustes, porque no es así. Incluso hay estudios que demuestran que correr, por ejemplo, (una actividad que la mayoría de los médicos le prohíben a sus pacientes) es en realidad una actividad que ayuda a fortalecer los discos intervertebrales (más arriba ya te expliqué como los cambios de presión en los discos que se producen en actividades como el running favorecen la absorción de agua y nutrientes).

Lo que sí es cierto es que en los estadios iniciales de la recuperación de un cuadro de dolor neuropático producido por una hernia discal hay que tratar de evitar cualquier tipo de actividad que pueda generar estrés sobre los discos y aumentar el nivel de fuerza y compresión que se está generando sobre el nervio que duele. ¿Te acordás que te hablé de la paciencia? Bueno, hay que tener mucha paciencia para dejar que nuestro organismo trabaje y dejar que la situación en la columna se descomprima y el dolor ceda para de a poco y de forma progresiva empezar a trabajar en el acondicionamiento general del cuerpo incluyendo actividades relacionadas al entrenamiento de la fuerza y ejercicios dinámicos con impacto.
Volver al entrenamiento de la fuerza con cargas y a realizar actividades o deportes de impacto (running, fútbol, básquet, boxeo, rugby, esquí, etc.) es 100% posible cuando hay una hernia discal, pero que puedas hacerlo sin dolor y sin riesgo de agravar tu condición va a depender de lo bueno que sea tu programa de entrenamiento para preparar a tu cuerpo para tolerar la exigencia de ese tipo de actividades.
Mi consejo: que seas muy responsable a la hora de elegir a la persona en quién vas a confiar, no solo la salud de tu cuerpo, sino tu calidad de vida y tu capacidad de ser feliz.

¿ESTAS LUCHANDO
CON UNA LESION
DE COLUMNA?
En Proyecto Columna ayudamos a hombres y mujeres de todas las edades y de todo el mundo a salir de cuadros crónicos de dolor usando como herramientas el ejercicio y el movimiento: